"No te fíes nunca de las apariencias..."

sábado, 12 de diciembre de 2009

The island of vampires 2.


Me desperté. Noté las gotas de sudor cayendo por mi frente. Hacia una calor horrible esa noche. No entendía como Sam podía dormir con esa calor tan horrorosa e insoportable. Me levanté y me dirigí hacia el baño. Me empapé la cara de agua y la sequé con una toalla. Salí del baño y cuando me disponía a meterme dentro de la cama de nuevo oí la campanilla de la puerta trasera. Era algo casi inaudible pero conseguí agudizar el oído. Me calcé y abrí la puerta con sigilo para no despertar a Sam. Bajé las escaleras. Quizás fue el viento. Podría ser. Oí unos crujidos de madera, que provenían de detrás de la puerta trasera. Eso espantaba cualquier tipo de idea alternativa. Corrí hacia la puerta y la abrí sin contemplaciones. Ya no había nadie allí. Miré hacia todos lados por si alcanzaba a ver algo, pero fue imposible. Agaché la vista y vi un paquete. Lo tomé y leí quien era el correspondiente. Me sorprendí. El paquete era para mí. ¿De quien sería? ¿Por qué llegó tan tarde si según el remitente debía de haber llegado el día de mi cumpleaños?
Cerré la puerta y subí otra vez a la habitación. Me senté en mi cama y desempapelé el paquete. Dentro encontré una carta, un diario y un mapa, el cual era de una isla en la que había un pueblo.
Me extrañé. Aún me preguntaba quien me habría enviado este extraño paquete.
Desplegué la carta y comencé a leer:

Querida Emily:
Si estás leyendo esto es que ya has recibido mi regalo por tus
dieciocho años de vida. La verdad es que se me hace difícil escribir esto...
Quizás en estos momentos ya tengas unos padres que te quieran y te
cuiden... Quizás... Ahora que ya eres mayor de edad, eso espero,
debes saber algo sobre tu pasado. Por eso te he enviado esta carta.
La verdad es que estoy pasando mucho miedo... Están pasando unas
cosas muy extrañas en este pueblucho de mala muerte...
La verdad, no se si te acordarás de mi. Me llamo Alexa, Alexa Stone.
Jugábamos de pequeñas en Poison Hill. De veras, tienes que venir...
No sólo para descubrir tu pasado si no también para ayudarme. Esto es
horrible...
Por favor,
Alexa Stone

Me quedé boquiabierta al leerla. Alexa, Alexa Stone... No me sonaba. Pero la verdad que en las muchas pesadillas que había sufrido, recordaba una niña con el pelo castaño, recojido en dos coletas... Quizás fuera ella. No tenía ni idea. Sólo lo averiguaría si viajaba hasta ese lugar y lo comprobaba por mi misma.
Tendí el diario y lo abrí. En la primera página había un título,
“Diario de Juliett”. Debajo de este había una fecha, pero era ilegible ya que unas gotas de tinta negra lo tapaban. Pasé de hoja y comencé a leer la primera página:

12 de Mayo de 1856
Hoy hemos visitado la playa de nuestra nueva isla. Todos estábamos muy contentos de haberla encontrado. Este lugar tiene pinta de ser un buen sitio para vivir. Papá y mamá decían que viviríamos maravillosamente aquí. Junto con nuestros otros compañeros y amigos hemos comenzado a construir el pueblo. La verdad, es que nos encontramos con esta isla de casualidad ésta mañana mientras íbamos hacia Escocia con el gran barco que construyeron entre todos. Se levantó una gran neblina y pudimos ver una sombra a lo lejos. A los mayores les extrañó ya que no aparecía en el mapa. Jack, mi amigo, empezó a imaginarse y a fantasear con tesoros de piratas y cosas de ese tipo. Jack, mi amado y alocado Jack Evans. Nos hemos criado juntos desde que tengo uso de razón. Mañana mi madre y yo, junto a las otras mujeres y chicas del pequeño poblado vamos a comenzar a plantar algunos cultivos de patatas y olivos en una explanada un poco más arriba de donde nos hemos establecido. Así que ya lo explicaré mañana antes de acostarme en mi cama. Aún dormimos todos en el barco.
Juliett

Pasé a otro párrafo. El cual era del día siguiente.
13 de Mayo de 1856
Hoy ha ocurrido algo terrible. Mientras caminábamos por un sendero hacia una colina, Amanda Rose, hija de uno de los amigos de mi padre, ha caído por un pequeño precipicio. Nadie pudo ayudarla ya que se desvió del grupo y solo oímos su grito aterrorizado a lo lejos. Su madre estaba desconsolada, mas bien histérica. Hoy ha sido un día bastante fúnebre. Volvimos al barco, a nuestra habitación. Papá y mamá fueron a consolar a la familia Rose. Jack se quedó en mi habitación, porqué sus padres también habían ido a dar el pésame. Él y yo éramos como hermanos. No. Éramos más que hermanos. Me acurruqué en su pecho y allí me quedé dormida. Nacimos justo el mismo día. El 18 de Mayo de 1840. Dentro de poco sería nuestro cumpleaños. Cumpliríamos los dieciséis años. Cuando desperté ya no estaba. Supongo que habría vuelto a sus aposentos. Cada vez que me ponía a dar vueltas por el inmenso barco me perdía, era enorme. Pero supongo que por hoy ya está bien. Aún estoy algo exhausta por todo lo ocurrido.
Juliett

Estaba dispuesta y completamente segura de viajar a aquel extraño lugar, el cual tenía que ver con mi pasado. Esa misma noche hice mis maletas. Guardé mi ropa y todas mis otras pertenencias y de buena mañana desperté a Sam. Tuve que insistir bastante para que se levantara de su lecho.
– Sam, Sam, despierta. Me tengo que ir ya. – fue decir aquella última frase y pegó un brinco en la cama.
– No, no te vayas Emily – dijo con lágrimas en los ojos.
– Sabes que no puedo hacer eso. Debo irme. Mira, anoche recibí un paquete, que debía de haber llegado el día de mi cumpleaños. Contenía una carta, un diario y un mapa. En la carta una chica que dice ser una amiga mía de la infancia me pide ayuda. Y aparte dice que allí, en una isla, donde debo ir, puedo descubrir mi pasado. Aunque me pudiese quedar, iría igual. Es mi pasado Sam, quiero saber al menos quien eran mis padres.
Aunque su cara demostraba todo lo contrario me abrazó y me susurró al oído:
– Vuelve.

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