"No te fíes nunca de las apariencias..."

sábado, 12 de diciembre de 2009

The island of vampires 18


– ¿Estás asustada? – giré el rostro para mirarle y me sorprendió encontrármelo a poquísimos centímetros de mi cara.
– Sí, lo estoy, así que más vale que apartes tu cara.
– Oh, así que la pequeña humana tiene carácter..., mejor. Me gustan rebeldes – esto no me estaba gustando nada, así que me levanté instintivamente para irme – No. – me agarró la muñeca y empujándome contra la pared miró mis ojos con su gélida y atractiva mirada. En ese momento un escalofrío cruzó mi torso. Aunque tardé algo en reaccionar, lo conseguí.
– Suéltame – dije con contundencia.
Él hizo odios sordos ante mi petición obligatoria. Tensó sus brazos y apretó mis muñecas aún más contra el muro. Pero no me hizo daño, lo hacía suavemente.
– Quizás pienses que todos los vampiros, somos horribles, sin sentimientos, pero creo que la idealización que tiene la sociedad hoy en día es muy insultante para nosotros. No nos tomáis en serio... – su carcajada inundó la estancia. Algunos de los presentes se percataron de Abdiel y salieron apresurados – Supongo porque de alguna forma ya no vivimos en el mismo mundo – él ya no me miraba a mí. Su mirada, soñadora y melancólica, yacía perdida frente a mí.
– Porque gracias a Dios la humanidad, o parte de ella, no sabe realmente que existís.
– Ah, Dios... sí, hace tiempo que dejé de creer en él. Las personas como tú o como yo en tiempo atrás, creéis en ese tipo de cosas para olvidaros del desastre de mundo en el que vivís, de la muerte.
– Yo no creo en Dios. – zanjé – Y mi gran pregunta es porque no habéis irrumpido aún en nuestras vidas. Porque no habéis empezado una guerra... porque si vosotros existís... habrá más tipo de monstruos ahí fuera, ¿o no?
– Eso no te interesa. Al menos de momento... – la puerta se abrió de par en par y tras ella apareció Jack. Él me miró atónito, como si le sorprendiera que estuviera allí. Abdiel ya había cogido la chaqueta y se dirigía hacia la puerta con paso firme.
– Abdiel, tu hermana ha llegado – vi como sus puños se cerraban y temblaban al ejercer fuerza. Cuando Abdiel pasó por su lado se paró y en una frase audaz, no pude oírla, dejó a Jack anclado en el suelo alfombrado. Éste fijó su mirada en mí y vacilante abrió la boca, pero la volvió a cerrar, dio media vuelta y se marchó.
Noté una vibración en el bolsillo izquierdo del vestido. Extraje el móvil y vi el número, seguramente sería Sam o Charlie.
– ¿Emily? – su voz sonaba más aguda al otro lado de la línea.
– Sí, Sam, hola.
– ¡Emily! Cuantas ganas tenía de escuchar tu voz – pegó un grito y rió. Pude oír a Charlie a lo lejos pidiendo que le dejara hablar – ¿Cómo te va por allí?.., ¿Es eso que oigo música?
– … Sí – pensé unos segundos que escusa podría inventarme. Le dije lo primero que se pasó por mi cabeza – Es que estamos celebrando el cumpleaños del... alcalde. Y está la música muy alta.
– Ah, vale. Espera te paso al plasta de Charlie. – se oyeron unas risotadas y poco después ya tenía a mi amigo al otro lado del auricular.
– Hola Emily. Si que has tardado en llamarnos – Charlie parecía más reacio a instigar.
– Ya, lo siento chicos. Es que he estado muy ocupada y aparte tú y Sam ya sabéis lo poco que utilizo el móvil.
– Tranquila. Nosotros también hemos estado ocupados a nuestra manera. Sabías, la semana pasada se llevaron a Thomas Hurck, era una pareja joven.
– ¿En serio? Me alegro por él... Mira, Charlie, creo que en un largo tiempo no voy a poder pasarme por allí – mejor decírselo cuanto antes.
– ¿Qué? ¿Por qué? – oí decir a Sam qué pasaba.
– Es que quiero ganar algo de dinero. Estoy trabajando en un bar de aquí, y bueno, es posible que me compré una casa – anhelé en ese momento volver atrás. Volver a estar en el pueblo, sin saber de verdad a lo que me enfrentaba.
– Bueno, lo siento Emily pero vamos a cenar ya. Ya hablaremos en otro momento, ¿vale? – tuve ganas de llorar. Yo, en aquel lugar horrible y repleto de bestias y ellos con sus compañeros y amigos juntos. Pero no. No debía arrepentirme de lo que había hecho, porque aún me quedaba descubrir que tenían que ver en esto mis padres y los de Leonard – Emily, ¿estás ahí?
– Sí, lo siento estoy algo ausente. Pues ya hablaremos... sí. Adiós Charlie.

Colgué y metí el móvil de nuevo en el bolsillo. Salí de allí y volví a estar entre la masa de gente bailando. De repente sentí la necesidad de ver a Leo. De abrazarle. De oír su voz diciéndome que lo conseguiríamos. Pero ahora lo veía todo negro. ¿Tan difícil era ser optimista? Desde luego que no, al menos en este ambiente.
Aceleré el paso. Entonces oí como cambió la música. Mucho más fuerte y extravagante. La masa creció como el pan y me apretujaron entre ellos. Perdí la salida de vista y me desorienté. Fue cuando algunos me miraron con cara deseosa mientras saltaban y movían sus cabezas y brazos como serpientes su cuerpo. Sus rojos ojos se encendían como el fuego. Empujé con fuerza a la multitud hasta llegar casualmente a la puerta por donde había entrado. Mi respiración agitada por el nerviosismo y el miedo surgía y resurgía de mi boca y nariz. Definitivamente tenía que descubrir todo lo que quería saber y salir de allí lo antes posible. Pero..., Leonard, él ahora se estaba convirtiendo en uno de ellos. ¿Qué se supone que podría hacer? Ni él ni yo podríamos volver a nuestra antigua vida. Según lo que decidieran, o viviríamos allí o moriríamos de la peor forma posible a sus manos.
Volví por el mismo camino por el que había llegado, antes de llegar a las escaleras vi en una minúscula salita a Abdiel de espaldas y una mujer delante de él. Por lo visto hablaban acaloradamente. La chica, de aspecto joven pero algo mayor que Abdiel agitaba los brazos arriba y abajo con furia. Tenía una larga melena lisa del color dorado, al igual que Abdiel, que le llegaba por debajo del pecho. Lo curioso era que ninguno de los dos alzaba la voz. Solo se oía un ligero siseo. Ella le dio un empujón y anduvo hacia mí, me miró con desprecio. Abdiel también pareció darse cuenta de mi presencia y me dedicó una mirada inexpresiva, poco después desapareció en otra dirección.
Tras la extraña escena seguí mi curso. Al llegar a mi habitación me quité el vestido y me puse la ropa que llevaba antes. No sé si podría dormir pero al menos lo intentaría. Habían pasado muchas cosas y todas en un tiempo muy reducido. Leonard, vampiros, decisión del oculto consejo, fiesta demasiado a su estilo como para gustarme y llegar a ser segura... Si pudiera hablar con alguien, con una persona que me comprendiera, que no me tomase por loca.

Desperté cuando algunos rayos de sol entraron por debajo de la cortina. Ahora era el mejor momento para pasear tranquilamente por aquel lugar, no podía quedarme allí encerrada.

1 comentario:

  1. Mírala qué crepusculosa ella! :-P
    Está bien tu historia, voy a empezar a leerla!!
    Me vas a tener que ayudar a poner mi blog igual de bonito que el tuyo eh?
    Y sobre todo lo del copyright xD

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